Querida madre:

Nunca vas a poder ver mis virtudes mientras sigas diariamente resaltando mis defectos, inviertes demasiado tiempo y energía en criticar mis acciones hasta puedo asegurar que sientes placer  al ver cuando me equivoco, se nota en el gozo que expresa tu cuerpo al pronunciar las palabras “se lo dije”, te llena de fortaleza verme caer en el error, tengo mis rodillas ya manchadas de sangre ya que es común para mi cometer equivocaciones y eso permanentemente te da material de sobra para sostener tus teorías.

Disfrutas di mi fracaso!, me gustaría saber a que le sabe? Por que para mi es un sabor muy amargo que raspa mi cuello, saber que no tengo la razón te da la delantera en el partido, ir ganando es lo tuyo siempre optimista que algún día me vas a ver rendido ante los pies de tu dios pegándome en el pecho y pidiendo redención por mi pecaminoso comportamiento.


Cuando al fin logro que algo me salga bien recompensas a tu dios y todo el crédito es para el, repites contantemente que sin tus oraciones nada seria posible, eres incapaz de admirar mi talento reconocer mi potencial eso sería motivo de debilidad en ese caso me daría la delantera y estarías perdiendo.

Sería muy humillante  e inmoral admitir que mi estilo de vida en digno de reconocer o solamente esta bien, por más que demuestre lo contrario siempre queda un espacio para la critica y la  insatisfacción de tu parte, un espacio que nunca voy poder llenar, ya perdí la esperanza de escuchar desde tu corazón decir lo orgullosa que puedes estar de mi, hoy únicamente me siento satisfecho cuando extrañamente logro llegar al mayor nivel de satisfacción para ti y pronuncias la palabra felicidades.

Lo inusual de mi personalidad que comenta la gente es motivo de incertidumbre y infelicidad para ti, mi peculiar forma de ver la vida te llena de angustia y decepción quisieras tener el poder de cambiarme, verme como un elemento más del cuadro no soportas la idea que sea la anomalía en la composición.

Siempre realizo lo que más amo en vida a escondidas me pregunto que pasaría si esto llega a tus manos, seria el pretexto ideal para dar comienzo a otra interminable batalla  en la que por supuesto yo siempre soy el perdedor.

La fricción provocada por el constante roce de nuestras discusiones nos mantiene muy desgastados, es impresionante ver como estamos en pie todavía a pesar de todo el daño que nos hemos hecho.

Nunca sanas tus heridas eternamente mantienes el dedo en la yaga es como un tipo de recordatorio diario que le impide mover nuestra relación hacia delante, como quieres que sigamos avanzando si no eres capas de perdonar por completo lo pasado?, por supuesto que  he cometido grandes desaciertos en mi vida, pero que seria de ella en ausencia de ellos? Como pretende que sea perfecto en un mundo tan difícil de asimilar lleno de imperfecciones?.

Estamos estancados en el profundo y oscuro abismo del rencor y aunque la mayoría del tiempo estamos a  6 metros de distancia uno del otro nos separa miles  de cientos de kilómetros de silencio de esas palabras nunca expresadas, cada uno de nosotros por su parte eligió el camino de la indiferencia lleno de senderos de soledad.

Lo único que nos sostiene es el pequeño hilo de la costumbre, oh! maldita rutina  que hemos hecho para perdernos de esta manera? En que momento nos absorbió tanto la insensibilidad  hacia nosotros mismos.
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