Todos nuestros actos como humanidad o bien como simple individuos que forman parte de un sistema complejo del cual somos una pieza vital para su funcionamiento, tienen una repercusión a largo plazo en el eterno ciclo de la vida.
Generación con generación conseguimos evolucionar en los diferentes
ámbitos que se desempeña la labor humana incrementando nuestro conocimiento y
entendimiento del mundo y el universo que nos rodea, algunos de estos avances se dan de formas
impetuosas.
Sin embargo la insaciable búsqueda de satisfacer nuestras necesidades
elementales en el entorno del bienestar humano, hablando de aspectos más inherentes a nuestra dignidad
elemental nos hace tropezar una y otra vez, de esta forma llega a mi la
pregunta de: ¿Por que siempre seguimos cometiendo los mismos errores?.
Desde la búsqueda de amigos como parte del reconocimiento social, la
auto realización, la búsqueda de la estabilidad y la seguridad, el seguimiento
de los sentimientos encontrados y que evolucionan como el odio, amor, rencor y
perdón. Son factores tan habituales como ajenos a nosotros en sentido que todos
los días nos enfrentamos con ellos pero no siempre con el mismo resultado.
De este hecho parte el principio de incertidumbre de todo persona que
habita esta tierra, desde el momento que nos damos cuenta que existen
interrogantes por responder esas mismas interrogantes cambian.
La simple acción de que un sentimiento me remueva de forma inexplicable
desde las profundidades de mi ser a cometer un acto impulsivo o racional, o
por lo contrario que ese sentimiento me obligue a mantenerme en una mima
convicción me convierten nada más que un
producto de la misma incertidumbre.
Por que no vamos encontrar respuestas de nuestros actos si no que vamos
a crear nuevas preguntas para tratar de responder nuestros futuros y actuales
actos.
Por enlace genético con nuestros antepasados milenarios y de la misma
forma que sin querer ellos nos heredaron a nosotros temor , coraje, amor, odio,
etc. Nosotros la generación actual se lo debemos a nuestros sucesores aunque no
seamos consiente de ello.
Es vital comprender que esta vida es la única oportunidad que tenemos de
ser nosotros mismos, y cada uno de nuestros actos en conjunto o individualmente
repercuten en todos nuestros herederos.
Toda nuestra ideología, fe o esperanza expresada a través de actos de
bondad u odio va ser recibida con la esperanza de ser mejorada o no, en un
futuro corto o centenario por un o unos individuos genéticamente conectados con
migo.
Me imagino que ni el propio Maslow fue tan ingenuo en pensar que escalar la pirámide iba ser sencillo o por lo
menos no para ninguna persona consiente de su propia incertidumbre.
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